lunes, 12 de marzo de 2007

"Dentro surgió una pregunta: ¿Por qué no eres religiosa?"

Me llamo Mari Carmen. Nací en Madrid. Soy la sexta de nueve hermanos. De familia sencilla, de clase media. Mi padre trabajaba de administrador en las oficinas de la O.N.C.E . Mi madre y mi abuela se ocupaban de todos nosotros. Estudié en un colegio e Instituto del Estado, hice hasta COU (estudios medios) sin poderlo concluir por la muerte repentina de mi padre. A partir de entonces, mi vida cambió. Ante la situación en la que estábamos pensé que era mejor buscar un trabajo que estudiar.
En 1983 me fui a trabajar a Zaragoza alojándome en la residencia que tienen allí las Catequistas Sopeña, pues las conocía por mi tía, que es Catequista.
Es allí donde por una serie de circunstancias me empiezo a cuestionar ¿Dónde está Dios? Es una pregunta que me la hago y se la hago a Él.
A la salida de unos Cursillos de Cristiandad, que hice en un fin de semana, sentí y descubrí que DIOS ES AMOR. Me encontré llena de alegría y los mismos amigos y amigas me lo expresaban.
Desde ese momento, tenía muchas ganas de hacer cosas, disfrutar de la vida y le daba
constantemente gracias a Dios porque lo veía todo bonito, lleno de vida.
Pero dentro de mí, surgió la pregunta ¿por qué no eres religiosa? respuesta que más de una vez rechacé.
Hasta que un buen día, en vez de rechazarla la conteste con un SI. Al pronunciar este sí, me llené de muchísima paz y me dije a mi misma «acabo de decir Si a Dios».
De aquí hablé con mi tía. Le dije que quería ser Catequista, que me gustaba el trabajo que se realizaba en los Centros OSCUS que había conocido en Zaragoza. Así comencé mi etapa de formación.
He estado destinada en Sevilla, Canarias, Madrid, Zaragoza y Roma.
Mi experiencia de Dios es haberle visto muchísimas veces en las personas que trato, en sus miradas, en palabras simples pero llenas de profundidad, al acercarte a ayudar, a animar, a consolar, en un apretón de manos, con una sonrisa.
Sientes que más que darte tú, experimentas la necesidad de dar gracias a Dios por ese momento y de pedir por tanta gente que necesita de un consuelo.
Ahora surge en mí la inquietud de cómo llegar a tantas personas que no aman a Dios porque no le conocen, sobretodo en este mundo en el que parece que le quieren tapar.
Es un reto cuando Dolores Sopeña decía que para los enfermos hay gente que se ocupa de ellos, para los niños hay escuelas… etc. pero ¿y para tantos millones de personas que no están enfermos, no son ancianos, están en sus trabajos, en sus casas, en la plenitud de la vida y nadie les habla de Dios, sino todo lo contrario?
Es lo que da sentido a mi vida. Doy gracias a Dios por conocerle y por ponerme esta inquietud que dinamiza la misma.
Actualmente estoy destinada en Ecuador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario